Autor: Gedeón López López
Hola de nuevo. En este artículo, he
querido entrar en la materia en la cual me estoy formando en el taller de
empleo de jardinería. Os voy a hablar de los BONSAIS, esos pequeños y hermosos árboles de origen Japonés que
albergan toda la esencia del árbol grande.
La palabra Bonsái, viene del japonés.
“Bon” significa bandeja y” sai” significa cultivar, aunque etimológicamente
procede del término chino, Penzai, que “Pen” significa bandeja y “zai”
cultivar. Esto consiste en el arte de cultivar árboles y plantas, reduciendo su
tamaño mediante técnicas como el trasplante, la poda, el alambrado, el pinzado…
y modelando su forma para crear un estilo que nos recuerde una escena de la
naturaleza.
Origen: El
arte del bonsái se originó en China hace unos dos mil años, como objeto de
culto para los monjes taoístas. Para ellos era símbolo de eternidad, el árbol
representaba un puente entre lo divino y lo humano, el cielo y la tierra.
Durante siglos la posesión y cuidado de los bonsáis estuvo ligado a los nobles
y a las personas de la alta sociedad. Según la tradición, aquellos que podían
conservar un árbol en maceta tenían asegurada la eternidad. Así fue como los
monjes disponían los arboles pequeños en vasijas a lo largo de las escaleras de
los templos y hasta eran fuente de culto. En el sur de China, este arte
consistía en transmitir todas las características de un árbol desarrollado en
la naturaleza a un árbol pequeño cultivado en maceta. Se buscaba reproducir estos
árboles según los existentes en las altas montañas por lo cual utilizaban solo
especies que existían en los montes y que ya poseían formas especiales en su
intensa lucha contra las adversidades climáticas. Fue llevado a Japón hace unos
800 años. Un bonsái no es una planta genéticamente empequeñecida. Se mantiene
pequeña dándole forma, podando el tronco, las hojas y las raíces cada cierto
tiempo, dependiendo de la especie. Si se cultiva adecuadamente, sobrevivirá el
mismo tiempo que un árbol normal de la misma especie, pero si se hace de forma
incorrecta, probablemente morirá.
En general, cualquier especie
arbórea o arbustiva puede ser cultivada como bonsái, pero las más apreciadas
por los aficionados son aquellas que poseen las hojas pequeñas de forma natural
y además son resistentes al cultivo en maceta, como por ejemplo, las especies
de los géneros: Acer (arce),
Pinus (pino silvestre), Ulmus (olmo), Rhododendron (azalea), Ficus
(Higuera), Olea (olivo), Juniperus (enebro), etc.
Un bonsái suele exponerse en un
tokonoma acompañado de un cartel (kakemono) y una planta de acento (shitakusa)
o un suiseki (piedra-paisaje japonesa), aunque en este caso lo apropiado sería
denominar a esta piedra como tenseki, ya que solo se trata de piedras que
representan la estación del año (invierno, primavera, verano u otoño) con
relación al bonsái y no necesariamente tienen las características propias de un
suiseki.
Cultivo: Hay
que cultivarlos en el exterior durante todo el año. No obstante, en el caso de
las especies tropicales y subtropicales, estos han de protegerse de las
temperaturas bajas durante la época más fría, protegiéndolos en un invernadero
frío muy bien iluminado. En todo caso, si no disponemos de un invernadero frío
y se cultiva en el interior de casa, el bonsái debe estar lejos de fuentes de
calor, junto a una ventana muy luminosa y solo durante la época fría del año
(otoño/invierno).
Riego: Se ha de
regar cuando la superficie de la tierra comienza a secarse y de forma
abundante, es decir, hasta que salga por el drenaje. Esto suele suceder
dependiendo de muchos factores (época del año, clima de la zona, actividad del
árbol, situación, etc.) y, por tanto, el riego puede ser necesario varias veces
al día en verano o cada dos o tres días en invierno. Se debe emplear una
regadera de agujeros finos, para así aportar más oxígeno, evitar degradar el
sustrato y no alterar su granulometría ni el drenaje del mismo. La primera vez,
se riega para humedecer la tierra por encima y una segunda vez al cabo de unos
minutos, a fondo, hasta que el agua salga por los agujeros de drenaje de la
maceta, evitando el encharcamiento de la tierra. La mejor agua que se puede
utilizar es la de lluvia, ya que es la que absorben las raíces de los árboles
en su estado natural. Al utilizar agua de uso corriente se recomienda dejarla
reposar como mínimo 24 horas, ya que de este modo gran parte del cloro y demás
elementos químicos nocivos quedan en el fondo del recipiente. También es
recomendable el uso de agua con un pH de 6,5. La pulverización de las hojas
solo debe emplearse cuando se haya aplicado un tratamiento fungicida preventivo
en primavera y otro en otoño, de lo contrario aparecerán los hongos,
especialmente si el cultivo es en interior o invernadero. Si la maceta está muy
seca, o el agua no penetra bien en el suelo, es conveniente sumergir la maceta
en agua y dejarla reposar unos minutos. No obstante, este sistema de riego solo
se debe utilizar en caso de emergencia y nunca como un método habitual de
riego.
Abono: El
más adecuado es el abono orgánico sólido (hechos con harinas, de soja, de
sangre o huesos). Hay que abonar especialmente durante los períodos de
crecimiento y formación de yemas (primavera y otoño). Si se usa fertilizante
químico líquido se deberían seguir las instrucciones del fabricante, ya que si
se utiliza en exceso se pueden quemar las raíces. En período de reposo
vegetativo, es preciso dejar de abonar, salvo que su cultivo sea en interior.
No se deben abonar plantas débiles o enfermas, ni durante los treinta días
posteriores a un trasplante o poda. Las plantas verdes necesitan tres tipos de
nutrientes esenciales para florecer: nitrógeno, fósforo y potasio. Como
complemento a los tres nutrientes básicos, las plantas necesitan añadir otros
elementos macro y micronutrientes esenciales para que la planta crezca. Los
suelos fértiles contienen pequeñas cantidades de tales elementos, pero los
componentes inertes de muchos suelos de bonsáis no. Algunos abonos orgánicos
proporcionan unos cuantos como magnesio, hierro y cinc.
Nutrientes
del suelo: El nitrógeno es responsable del desarrollo de los brotes y
del follaje, y en definitiva, del crecimiento.
El
potasio es el más importante para el crecimiento de frutos y flores.
El
fósforo es esencial para el desarrollo y buen funcionamiento de las raíces.
Los
oligoelementos, conocidos también como
micronutrientes que resultan esenciales para las plantas. Son hierro, cinc,
cobre, boro, magnesio, cloro, calcio, molibdeno, azufre y manganeso.
Poda: Poda de mantenimiento: sirve para formar poco a poco el bonsái y para
acentuar las formas deseadas. Para hacerlo se podan las ramitas cuando tienen 7
u 8 pares de hojas, cortando por encima de los 2 o 3 primeros pares de hojas.
Se han de quitar las hojas amarillas y los brotes del tronco.
Poda
drástica o de formación: consiste en podar drásticamente para darle la forma
deseada. La forma de poda más drástica es la que se realiza a los ejemplares en
escoba: cuando se quiere crear este estilo se debe cortar el tronco con una
navaja afilada en bisel o de forma cóncava para que las ramas que surjan lo
hagan desde el mismo punto. Y para que estas crezcan hacia arriba conviene
rodear el corte con un cartón opaco que sobresalga unos 5 cm para que las
ramitas se dirijan hacia arriba disimulando la cicatriz. La herida del corte se
debe untar con una pasta cicatrizante.
Trasplante:
Cuando la tierra se haya agotado (cada 2 o 3 años) es necesario trasplantarlos,
dependiendo de la especie y situación de cada ejemplar. Se ha de recortar a la
vez parte de las raíces y podar las ramas en una proporción similar. En
general, suele hacerse al comienzo de la primavera, justo cuando las yemas
están hinchadas pero los brotes aún no han abierto, cortando entre 1/3 y 2/3 de
las raíces, aunque puede haber casos en los que no sea necesario. Hay dos
clases de raíces: las de sostén y las de alimento. Se deben cortar las
primeras. Estas pueden reconocerse porque son largas y más gruesas. Las de
alimento son más finas y con pequeños filamentos parecidos a cabellos. Estas no
se deben cortar. Esta operación es delicada y si no se está seguro de que el
bonsái sobreviva es mejor no podar las raíces o consultar con un profesional.
En cualquier caso, el volumen de raíces que dejemos debe ser 1/3 superior al
volumen de copa o parte aérea.
Musgo: El
musgo es una parte decorativa opcional que aporta una textura sedosa a la
superficie del suelo, aunque también es útil para mantener más la humedad en la
tierra durante la época seca. No obstante, aunque el musgo resulta agradable
visualmente, es necesario que no cubra más del 50% de la superficie de la
maceta para que las raíces puedan respirar adecuadamente y se pueda realizar un
riego correcto observando la situación en la que se encuentra la superficie de
la tierra. En ningún caso se debe cubrir parte del tronco.
Interesante!!
ResponderEliminarInteresante!!
ResponderEliminarSi me decido a tener uno ya sé como cuidarlo. Gracias
ResponderEliminarmuy beno me gustaria poder tener uno
ResponderEliminarInteresante
ResponderEliminarMe super encantan los bonsais, un artículo muy completo, gracias por enseñarnos la forma de hacerlos y mantenerlos
ResponderEliminarMuy chulo el artículo si hacéis lo veré jeje a ver si tengo suerte y sobran 🤗🤗😂
ResponderEliminarInteresante!!
ResponderEliminarMuy chulo gede.aber si lo ponemos en practica.lo estoi deseando!!!!
ResponderEliminarInteresante gede
ResponderEliminarGran artículo. Haremos alguno.
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